Según datos de la Encuesta Global Blockchain 2020 de Deloitte, el 55% de las empresas consideran que el blockchain es una de las grandes prioridades estratégicas en la actualidad. Además, el 83% de las compañías encuestadas asegura que perderá competitividad en los próximos años si no suman esta tecnología a sus procesos internos.
Pero, ¿qué es exactamente el blockchain? Se conoce como tal al conjunto de tecnologías que permiten llevar un registro descentralizado, seguro, distribuido y sincronizado de las operaciones digitales, sin que sea necesaria la intermediación de terceros.
Don Alex Tapscott, en su libro Blockchain Revolution, define el blockchain de la siguiente manera: “Un libro de contabilidad digital incorruptible de transacciones económicas que se puede programar para registrar no solo transacciones financieras, sino prácticamente todo lo que tiene valor”.
Cada bloque de datos está perfectamente vinculado y protegido entre sí, permitiendo la participación únicamente de los usuarios autorizados, cada uno asociado a un determinado bloque. Las operaciones no las verifica un tercero, sino la red de nodos, entendiendo como tal a los equipos informáticos que están conectados a la red.
La información es el activo más valioso con el que cuentan las empresas actuales, independientemente de su tamaño y sector de actividad.
La tecnología blockchain ayuda a obtener esa información ya que proporciona datos compartidos, inmediatos y completamente transparentes. Estos datos se encuentran almacenados en un registro al que sólo los usuarios autorizados pueden acceder, y que permanece inalterable.
Una red de blockchain es muy útil para realizar pagos, hacer un seguimiento de los pedidos, analizar los procesos de producción internos… Los usuarios comparten una sola fuente fiable de información y pueden ver todos los detalles de una transacción, lo que genera una gran confianza y eficiencia.
Los elementos clave de la tecnología blockchain son los siguientes:
Todos los usuarios tienen acceso al registro de transacciones, que se encuentra distribuido y es inalterable. Las transacciones se registran una única vez, eliminando así el riesgo de que haya archivos duplicados en el sistema.
Para acelerar las transacciones, el contrato inteligente, un conjunto de normas, se almacena en el blockchain y se ejecuta de manera automática. Un contrato inteligente establece los requisitos para las transferencias.
Ni siquiera los usuarios autorizados pueden modificar una transacción una vez ésta ha sido grabada en el libro mayor compartido. Si el registro de la transacción incluye un error, la única forma de subsanarlo es añadiendo una nueva transacción, y ambas son válidas.
Aunque los comienzos del blockchain están relacionados con la aparición de las criptomonedas, en los últimos años esta tecnología se ha expandido a otros sectores de actividad. No se trata simplemente de una base de datos, sino de un conjunto de tecnologías que permiten transferir valores y activos sin la intervención de terceros.
La tecnología blockchain ha transformado procesos en múltiples sectores, y muchas empresas la están implantando para seguir de forma detallada y en tiempo real la cadena de suministro.
Por ejemplo, las empresas de agroalimentación, gracias a esta tecnología, pueden hacer un seguimiento del trayecto que recorren los alimentos desde el cultivo hasta que llegan a la mesa de los consumidores.
La tecnología blockchain ha mejorado de forma notable la responsabilidad y la transparencia en toda la cadena de suministro. Las compañías están utilizando aplicaciones para hacer seguimiento de los materiales hasta su fuente con el principal objetivo de verificar el origen y acelerar el flujo de mercancías. Para garantizar su futuro, el blockchain debe afrontar varios retos.
Uno de los más relevantes es la escalabilidad del sistema de cadena de bloques. En la actualidad, la tecnología blockchain únicamente permite registrar entre siete y ocho transacciones por segundo. Se trata de una cifra muy pequeña si la comparamos con las 56.000 transacciones por segundo que es capaz de procesar el sistema VISA. Por ahora, es una tecnología muy costosa y lenta.
Además, debido a la complejidad de programación de blockchain, se pueden producir errores en el código que ponen en riesgo la integridad del sistema.
El primer paso consiste en identificar el caso de uso. Se trata de un proceso de aclaración, identificación y organización de las necesidades de la tecnología blockchain. A continuación, la compañía debe poner en marcha la Prueba de Concepto (POC), que determina la viabilidad del proyecto. La Prueba de Concepto se divide en los siguientes pasos: acumulación teórica, prototipo producto viable mínimo.
Imágenes: Unsplash y Freepik
Recibe, cada dos semanas, todas las novedades sobre las tecnologías de la información para empresas.