Las empresas son plenamente conscientes del panorama actual, razón por la cual destinan cada vez un mayor presupuesto a la tecnología. Pero, ¿la inversión en tecnología conlleva algún riesgo? Desgraciadamente, sí. Existen una serie de riesgos que las compañías deben conocer, como el robo de datos o las fugas de información. En este artículo vamos a analizar algunos de ellos.
Son muchos los empleados que señalan que el acceso a las aplicaciones dentro de su empresa debería estar mejor controlado. Para ello es necesario invertir en soluciones biométricas, de modo que el acceso a las apps se haga a través del reconocimiento facial.
El número de compañías que detectan algún tipo de vulnerabilidad en sus sitios web aumenta de forma notable a diario. Un riesgo importante ya que supone permitir el acceso a información sensible, como datos de los clientes.
Una de las principales debilidades que comparten muchas empresas a nivel global en relación con la inversión en tecnología tiene que ver con la falta de formación de los empleados. Y este es precisamente uno de los aspectos más importantes para prevenir un posible ciberataque.
A día de hoy es precisamente la fuga de datos uno de los principales riesgos a los que están expuestas la gran mayoría de empresas de todo el mundo, independientemente de su tamaño y sector de actividad.
Especialmente las pequeñas y medianas empresas consideran que existe una enorme vulnerabilidad en los conocidos como filtros informativos. Esto provoca que el robo de información sea algo común en el ámbito corporativo.
En plena era digital, es fundamental que todas las empresas cuenten con un protocolo que determine cómo actuar si sucede un incidente de seguridad. Sin embargo, muy pocas compañías disponen de un protocolo de este tipo.
Otro de los grandes riesgos asociados a la inversión en tecnología en 2019 tiene relación con la falta de control de acceso a la red. Un gran número de empresas no cuentan con un control de acceso de los usuarios internos y externos a la red.
Y, por último, cabe destacar que el cada vez mayor uso de diversas herramientas informáticas ha provocado que un gran número de empresas se vea incapaz de desarrollar un software seguro y adaptado a los tiempos actuales.
Las brechas de seguridad y los ciberataques son uno de los grandes riesgos tecnológicos a los que están expuestos las compañías actuales. En los últimos años el número de ataques cibernéticos ha aumentado de forma exponencial en todo el mundo. Al contrario de lo que se cree, afectan especialmente a negocios pequeños.
Se estima que a día de hoy se crean alrededor de 230.000 nuevos malware al día, y todo apunta a que esta cifra aumentará de forma notable en los próximos años. Al creciente número de ciberartaques hay que sumar que a muchas empresas les lleva alrededor de 6 meses detectar una brecha de seguridad, lo que supone un gran problema.
Un panorama ante el que la única solución para las compañías es invertir en tecnología, siempre tratando de evitar los riesgos que esto conlleva. Es fundamental formar a todos y cada uno de los empleados de la empresa, y apostar por soluciones de vanguardia. Si bien es cierto que no existe un método 100% efectivo para evitar un ciberataque, sí existen numerosas herramientas para minimizar el riesgo de sufrirlo.
Aunque no es un tema del que se hable abiertamente, sí existe un debate generalizada acerca de si la tecnología es la causante de la destrucción de numerosos puestos de trabajo. Las estimaciones en relación al número de trabajos que se destruirán con la llegada de las máquinas son muy variadas, aunque casi todas apuntan a una pérdida relevante, especialmente para aquellos puestos que requieren de trabajo físico.
A día de hoy el 29% de las tareas son llevadas a cabo por una máquina, lo que supone que en 2025 se perderían 75 millones de empleos. No obstante, la tecnología también creará 133 millones de nuevos puestos de trabajo, algunos de los cuales ni siquiera existen a día de hoy.
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