El sector de los videojuegos en España arroja cifras contradictorias. Se sitúa muy bien en la cantidad de ingresos totales y sabe aprovechar el comercio exterior. Sin embargo, hay países con un mercado interno mucho más reducido cuyas empresas han facturado más. Otro problema de esta industria en nuestro país es la falta de una política fiscal.
El sector de los videojuegos en España ha entrado en una fase de consolidación. Actualmente, existen en nuestro país 450 empresas y estudios legalmente constituidos. Además, se han identificado otros 130 que ya tienen proyectos en desarrollo. Son datos extraídos del Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos 2017, mientras esperamos la presentación de mañana del Libro Blanco del Desarrollo de Videojuegos en la Comunidad Mallorcana que se presenta mañana 13 de Junio en las Naves.
Esta cifra supone una reducción del 6% en comparación con 2016. Además, se prevé que esta tendencia continúe, puesto que hasta 90 de las empresas mencionadas están en situación de inactividad. La consolidación del sector está afectando tanto a compañías grandes como medianas y los principales factores son problemas estructurales.
Según el estudio “El videojuego español: superando el nivel”, del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), España es el 8º país del mundo con más ingresos totales en el sector de los videojuegos, con un valor estimado de 1.810 millones de dólares. A pesar de no contar con una base industrial al nivel de otros países europeos, los supera por un gran aprovechamiento del comercio exterior, que supone el 52% de estos ingresos.
En cuanto a la facturación generada por las empresas, se estima que en 2016 alcanzó los 617 millones de euros, un 21% más que en 2015. Esta tendencia se mantendrá al alza y llegaría a los 1.440 millones en 2020 (según la encuesta del DEV en 2017).
A pesar de los datos positivos comentados, lo cierto el que el sector de los videojuegos en España no funciona al nivel de su potencial. Pese a las buenas cifras de ingresos totales, la facturación de las empresas no se corresponde y se sitúa muy por debajo de otros países europeos como Suecia o Finlandia, a pesar de que su número de compañías es inferior (213 y 260, respectivamente, por las 480 españolas).
Un problema grave del sector en España es que no cuenta con una política fiscal específica. Esto coloca a las empresas españolas en desventaja con otras situadas en países como Estados Unidos, Canadá, Francia o el Reino Unido, donde disfrutan de incentivos fiscales que oscilan entre el 25 y el 50%, ya sea en forma de deducciones, créditos sobre la producción o costes laborales.
La encuesta del DEV revela que el 92% del capital social de las empresas procede únicamente de los fundadores. Este dato refleja la dificultad que tiene el sector para atraer inversión externa. España también debe mejorar en la captación del capital extranjero, que de media solo representa el 12% (lo que choca con el 52% de facturación externa).
El empleo directo en el sector de los videojuegos en España también ha crecido en torno al 20%, sumando 5.440 profesionales. Se espera que la cifra total que se alcanzará en 2020 sea de 11.420 empleados.
Además de los empleos directos, también existe una fuerte presencia de los generados de forma indirecta por la actividad del sector (3.270), así como colaboradores freelance (1.700). Otras cifras interesantes extraídas sobre del Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos 2017 son:
Si se mira al panorama internacional, es posible darse cuenta de que existen grandes oportunidades para el sector de los videojuegos en España. Otras industrias como Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania y Suecia consiguen un ratio de facturación por empresa muy superior (hasta 7 veces en el caso de Finlandia).
Es prioritario, por tanto, que en España se creen las condiciones necesarias para que esta industria pueda generar productos de éxito que se consuman a nivel interno y externo, aprovechando plenamente todo su potencial.
El estudio concluye afirmando que “el truco para pasar a la siguiente pantalla consiste en hacer acopio de fuerza y conseguir las ayudas suficientes para que las empresas más capaces puedan crecer. Aunque previsiblemente el número total de compañías se reduzca en los próximos años, aquellas que queden se encontrarán mejor equipadas para poner a la industria del videojuego español en el lugar que le corresponde”. Esta industria tiene que dotarse de una presencia internacional acorde con su creatividad y talento para poder avanzar hasta el final de juego.
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