Existe la necesidad urgente de que el planeta encuentre una vía de desarrollo más sostenible y las empresas españolas son cada vez más conscientes del papel fundamental que debe jugar el sector privado en la consecución de la Agenda 2030 a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Así empieza el informe 2030 Purpose: Good business and a better future elaborado por Deloitte. En él se trata el papel de las empresas en la obtención de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Atrás queda ya el año 2015, cuando en la sede de la ONU en New York, los líderes mundiales se comprometieron no solo a prevenir el cambio climático, sino también a establecer objetivos viables para proteger nuestro futuro colectivo como sociedad y el futuro del planeta. Estos se encuadraron en la Agenda 2030, la cual propone 17 ODS y 169 metas que exigen una acción colectiva y colaborativa urgente en el ámbito económico, social y ambiental.
Liderar cambios positivos para la sociedad no solo sirve a las empresas para mejorar su reputación, también les reporta beneficios económicos. Las más exitosas son aquellas que se comprometen con objetivos sociales o ambientales.
Los ODS propuestos por las Naciones Unidas suponen el primer marco de consenso integral histórico que persigue poner fin a los principales problemas de índole social, medioambiental y económica de la sociedad.
Pese a todos los esfuerzos realizados, las desigualdades siguen siendo muy grandes. No solo entre países, sino también dentro de los mismos. Según el informe de Deloitte, unos 800 millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema y hambre. Los efectos del cambio climático son plausibles y cada vez más habitantes tienen que abandonar sus hogares debido a catástrofes naturales. La escasez de agua afecta ya al 40% de la población mundial y el dato sigue creciendo.
Los datos del Índice de Progreso Social predicen que, de continuar la trayectoria actual, en 2030, fecha objetivo establecida en los 17 ODS, sólo se habrá producido un ligero aumento del bienestar humano. Es obligación de los Gobiernos cumplir con ellos y las empresas deben ocupar un papel protagonista para resolver estos desafíos.
El estudio de Deloitte afirma que las empresas españolas se preocupan cada vez más por la consecución de los ODS. Sin embargo, solo un 9% de las empresas del IBEX han definido un propósito que incorpore alguno de estos objetivos.
Para avanzar con la Agenda 2030, las empresas deben evolucionar en el entendimiento del rol que ocupan en un contexto extendido, donde el éxito empresarial es igual de importante que el compromiso con el desarrollo sostenible. Una de las medidas visibles es la incorporación de los ODS a sus estrategias de Responsabilidad Social Corporativa. La noción de “propósito” empieza a ser visto por las empresas como una forma de mejorar su visibilidad y diferenciarse de la competencia.
Poco a poco las empresas cotizadas del IBEX35 están evolucionando su “razón de ser” desde una perspectiva tradicional de Visión y Misión hacia una de Propósito 2030. Sin embargo, los resultados mostrados están lejos de otros países. En Reino Unido, por ejemplo, aproximadamente una quinta parte del top-150 de las compañías que cotizan en el FTSE (índice bursátil de referencia de la Bolsa de Valores de Londres) tiene un propósito claro.
El análisis que Deloitte ha hecho de las empresas cotizadas revela que solo tres compañías del IBEX 35 tenían definido su propósito 2030 hasta 2016. Esto significa que han vinculado su razón de ser a uno o más de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hay otro grupo que cuenta con un propósito que sintetiza su aspiración y relación con diversos grupos de interés. No obstante, las definiciones aún distan de ser lo suficientemente robustas.
Esto demuestra que la gran mayoría de las empresas aún no tienen una definición explícita de su propósito. Sin embargo, tienen un gran potencial para avanzar en la Agenda 2030, ya que la mayoría de estas organizaciones han establecido definiciones estratégicas similares, pero no las han vinculado con los ODS.
Hasta ahora, la Agenda 2030 de la mayoría de estas empresas ha estado liderada a través de las políticas establecidas por las áreas de RSC. Cabe esperar que las próximas definiciones de Propósitos 2030 emerjan a partir de una visión más amplia de la estrategia.
Las empresas están en la tesitura de seguir centradas en rendimientos a corto-medio plazo o, en cambio, buscar la diferenciación a través del beneficio de la sociedad general. El Propósito 2030 es una gran oportunidad para apostar por la consecución de los ODS.
Aunque algunas empresas ya contemplan su contribución a los ODS, el informe de Deloitte encuentra que aún queda mucho camino por recorrer en la medición. Se debe tener en cuenta que el propósito es más que un simple objetivo a largo plazo, ya que debe formar parte intrínseca de la cultura y la estrategia de la empresa para que sea realmente sólido, diferencial e inspirador.
El éxito empresarial estará cada vez más unido al impulso del desarrollo sostenible. La humanidad muestra una creciente valoración y acercamiento a las iniciativas respetuosas con las comunidades y el entorno. Por ello, las compañías se encuentran actualmente en una situación inmejorable para mejorar la gestión de su impacto social y además hacer crecer sus beneficios.
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